martes

Remakes

Hoy hacen 4 años de la versión americana del incendio del Reichstag.
A Uruguay le sirvio bastante, ahora todos nos sentimos protegidos gracias a los 13 millones de dolares en armamento antiterrorista que mando a comprar Yamandú Fau.
Fue una suerte ya que antes del atentado estba la onda "soy un gil antichavista" al mango, en un nivel similar al actual, seria insoportable en estos momentos si no hubiera sido por el atentado que le dio un par de años de segundo plano al Papa rojo.
En definitiva, le dieron mucho color para un hecho tan insignificante, algo cotidiano disfrazado de espectaculo, capacidad historica de los arabes.

lunes

Para no ser menos

Se murio Fontanarrosa.
Se murio uno del Sevilla.
Se murio un hincha de Juventus.
En ese orden.

martes

Top ten de cosas que me gustan de los blancos

10)
9)
8)
7)
6)
5)
4)
3)
2)
1) EN ALGÚN MOMENTO SE CALLAN

jueves

Salú Miguel

El partido Nacional anuncio a este medio que están meditando realizar un cambio en el escudo de dicho partido. Ahí donde dice "SOMOS IDEA" se piensa poner "ES ANTICONSTITUCIONAL", si bien Larrañaga prefería poner "Muera la inteligencia" tuvieron buen tino en descartarla ya que dicha frase tiene copyright.

En la sede del partido Colorado recibieron con jubilo a un joven que entro a su casa (la del partido Colorado, no la del joven) el pasado martes, una vez aclarado el malentendido, le indicaron al joven -que daba muestras de encontrarse, por lo menos, alcoholizado- donde quedaba la facultad de sociología.
Bordaberry esta en la empresa de lograr una buena campaña de publicidad para las próximas elecciones, para lo cual busca un single, frase pegadiza o lema del tipo "Una patria: España, un caudillo: Franco". Recordemos que Bordaberry cuenta con la ventaja de que no lo perjudica ser asociado con golpistas, ni con Ignacio Alvarez. Asimismo se procedió a despedir al de la idea de burlarse de los sordos en plena campaña para la intendencia.

Noticias del frente.

El Molino 1001 comienza las obras de los nuevos canales, buscando obtener la mayor cantidad agua posible.

Al canciller Gargano se le pidió formalmente que tire a la basura el libro "El Arte de la Guerra", ya que no lo va a necesitar, esta bien que Argentina no reprima la los asambleístas, pero de ahí a que deje tener misiles en vidrieras hay una pequeña brecha. Incluso sin saber de armas modernas al ver ese misil uno se pregunta ¿Cómo carajo lo "tiran"?, ¿se lo atan a la espalda y arremeten contra botnia con la esperanza de que explote?.

Hubo un giro radical en los partidos de extrema izquierda, se han vuelto religiosos, comprendieron al fin que la lucha contra la Iglesia tiene que estar en segundo plano y que es más importante convatir al imperio y al F.M.I., declararon que Uruguay logro salir de la crisis del 2002 "por obra y gracia del Espíritu Santo".

Clases de soberanía por el gobierno uruguayo; Uruguay es soberano así que puede hacer cuanta planta quiera, donde quiera, cuando quiera. España es soberana así que no puede mandar de vuelta a los uruguayos, Estados Unidos es soberano así que no puede negarle la visa a un Uruguayo y menos si es representante del pueblo.


Como decía un viejo amigo como el doctor Sessio, la puta que vale la pena estar vivo.

sábado

Escanlarismo

Leo un articulo sobre la encuesta esa famosa y me encuentro con el dato de que la noche es más insegura que el día, yo siempre pensé que era lo contrario, tomare precauciones. No puedo creer como sea necesario de una encuesta para que la gente se de cuenta de que el Uruguayo es intolerable, racista, etc. Lo de racista te la llevo, siendo que hay pocos negros y casi ninguna población perteneciente a otras etnias fácilmente uno podría no darse cuenta de que exista racismo en Uruguay, pero lo de la intolerancia es tan fácil de ver/oír/sentir, que habla muy mal de la inteligencia del uruguayo el hecho de que esto "sorprendiera a todos". El uruguayo, producto del resentimiento en gran parte, es intolerable con todo el mundo, a excepción de turistas, algunos miembros de su propia familia y con sus amigos. Cualquier uruguayo critica a los peiranos (el plural y la p en minúscula no son un error), pero difícil que ese mismo critique a algún familiar o amigo que tenga un negocio en negro.

Oigo por todos lados que Paco Casal arma a la selección Uruguaya. Primero, arriba Argentina. Segundo, armela el que la arme sera siempre una mierda y como dijo un ex-jugador (el indio algo) Uruguay ganaba cuando no había tele y los jueces no cobraban tanto. Tercero, si la arma Casal porque mierda esta Abreu en la selección, habiendo tantos otros delanteros de ese (bajo) nivel que son representados por Casal. Cuarto, empresarios hay en todos los países del mundo, incluido en los países con clubes pobres que no les pueden hacer peso, y en ninguno han hecho un fantasma tan grande sobre el cual se le pueda echar todas las culpas, y Casal es de los más buenitos que hay además. Quinto, el "Gracias Paco" no es nada irreal en esa clasificación al mundial, Paco Casal a hecho más por la selección que la mayoría de los clubes de la AUF.

Veo el Live Earth y no es que me parezca que este mal o que sea al pedo ni mucho menos. Pero porque mierda seguirán haciendo sus CD´s en estuches de plástico y con portadas plastificadas cuando perfectamente se pueden hacer de maneras menos dañinas, e incluso quedan mejor. Unos grandes estos (link), que le están dando un nuevo sentido a eso de "por la música conocí muchos lugares distintos", sin duda no hay nada mejor que garronear un viaje a la Antartida para combatir el calentamiento global a fuerza de música. Igual yo hincho por el Live 8 (?).


Siento frió, siento calor, siento frió, siento humedad, todo cambia muy rápido, cambian el clima, cambian los gobiernos, cambian las posiciones respecto a si pagar los interesas de la deuda o no, cae el imperio chino, matan al emperador, muere Mao, China se abre al mercado, pero lo que nunca cambia (ni al no haber más emperadores) es el Circo Chino Imperial, todos los Julios de todos los años vienen estos coreanos, que como le explicaba a mi primo que quería que lo lleve porque quería ver a unos chinos, no son chinos de verdad, son como los americanos que vienen a jugar basketball a Uruguay.

miércoles

19 de Junio: Nunca Más Uruguay contra Uruguay

Me deje convencer por unos amigos, por no discutir nada más, y concurri al evento del 19 de junio.
Fue horrible, insufrible, se sentia mucha impotencia, estar en el estadio Centenario y no poder putear ni a un jugador porque eran todos uruguayos. Lo unico bueno, Federico Perez (Choronta para los amigos (?)), yo hinche por el.
Encima el partido fue aburridisimo, premonición de lo que paso ayer, solo que como enfrente habia una sub 23 que tambien jugaba 4-3-3 se disimulo con un 6-0 (1 de penal).

Detalle anecdotico: nunca habia meado mientras sonaba el himno nacional.



Como se molestan los de la guardia metropolitana si uno les devuelve el saludo militar.

sábado

Sobre el Post Anterior

Marx llama a Engels para decirle lo que "descubrió", sin embargo Marx siempre aclaro que la idea de Plusvalía la obtiene de Ricardo.

El desarrollo sobre la teoría del valor trabajo (incluido en eso, la plusvalía), lo hace en El Capital y no en el Manifiesto Comunista.

La parte sobre la no colaboración de Engels.

El manifiesto Comunista fue la octava publicación de Marx, no la primera. Pero solo le erro por 7, bastante poco.

Marx no estaba en Alemania cuando se publica el M. C., lo cual hace muy difícil un exilio de un país en el cual no estas, Marx entra incluso a Alemania poco tiempo después de la publicación del M.C.. El exilio a Londres es debido a la derrota en la rebelión de Baden-Palatinado -no debido a el M.C.- es Engels justamente el que tiene más participación en esa lucha.

Comentario extraño el de Engels sobre Inglaterra, siendo Inglaterra el lugar donde Engels tenia su fabrica y a que Engels se fue de Londres (donde quedo Marx) a Manchester porque ahí era copropietario de esa fabrica.

El chiste (?) de la barba.

Aparte de la falta de conocimiento histórico, al error en casi todos los detalles que aparecen, hay que agregarle que Matty Ramone (amigo de este blog), desconoce trivialidades de la historia hebrea, hecho no muy importante, salvo que escribas algo sobre eso, ya que lo único que lograrías es aumentar el grado de ignorancia que el lector cree que uno tiene. Ni Abraham ni Moises fueron profetas.

jueves

Basura en la web I

Nueva sección del blog, en la cual se encontraran todo tipo de paginas escritas por las mentes brillantes que nos deleitan en nuestro andar diario con su refinada escritura, su agudo sentido del humor, su responsable seriedad, o alguna otra característica digna.

Ahora veremos un post del blog "El Prepucio de Gorzy" (http://mattyramone.blogspot.com), escrito por Matty Ramone, un escrito lleno de errores, que se supone humorístico, que no debe ser tomado como algo "anti-marxista", pero que de tantos horrores que tiene no te deja ni reírte, aunque capaz que siendo perfecto tampoco te reías, lo extraño son los alcahuetes que comentan (link).

lunes, mayo 14, 2007

El Manifiesto Comunista

Marx: ¡Hey Engels! Vení vení mirá esto que acabo de descubrir.
Engels: Pará que termino de pasarle la planchita a mi barba…listo, ¿Qué descubriste?
Marx: Mirá, escucha esto “el sistema capitalista se basa en la expropiación por parte de los empresarios de la plusvalía generada por los trabajadores”.
Engels: Uhhh estás salado Carlitos, ¿A que le estás entrando? Le estás dando duro y parejo a ese pastito de olorcito dulzón ¿Eh? Ya me parecía que el otro día no fuiste a comprar cigarrillos, te fuiste al Molino de Pérez ¿Verdad zorrito?
Marx: Ahora escribo esto en un manifiesto y lo publicamos ¿Te parece?
Engels: Pero yo no colaboré en nada en las cosas que escribiste. ¿Por qué dijiste “publicamos”?
Marx: ¿Cómo que no hiciste nada? ¿Te parece poco trabajo servirme el cafecito? ¿Te parece que las 5 horas diarias en las que me peinás y me sacás los piojos de la barba es poco? ¿Te parece que pintar retratos míos con una mano metida adentro del saco imitando a Napoleón Bonaparte porque ese enano conflictivo me resulta atractivo es poco? Esto es culpa de este sistema capitalista que por ser trabajador te denigra…uy eso me gustó, lo voy a mechar en algún lado.
Engels: ¿Y cómo se va a llamar este manifiesto?
Marx: No se, pensaba en ponerle algo así como manifiesto económico.
Engels: Con ese nombre te fuiste al carajo, es demasiado común. Yo no te pido que seas como Adam Smith que a su libro le puso “Investigación sobre la naturaleza y las causas de las riquezas de las naciones” pero pudiste haber pensado en algo más elaborado.
Marx: ¿Decís que suena muy común? ¿Mmmmmmmmm que te parece Manifiesto Comunista? Che, ¿Viste como sí hiciste un aporte interesante para el libro? Sentite realizado Engels, ahora anda a ponerte los guantes y revisame la barba que me parece que una bandada de urracas hizo un nido por ahí.
Engels: Última vez que te hago una sugerencia estando vos falopeado…Decime y todo esto que escribiste ¿No te suena un tanto agresivo?
Marx: ¿A qué parte te referís?
Engels: Yyyy no se, pero esa parte que dice que los capitalistas se la comen y que los obreros atienden a las esposas de ellos no me suena muy lindo…
Marx: ¿Y que me recomendás? ¿Qué lo cambie?
Engels: Podrías, la verdad que no quiero que nos exilien de Alemania, seguro que este manifiesto nos va a traer problemas.
Marx: Engels, confiá en mi. Nada malo va a pasar. Además es nuestra primera publicación, no creo que mucha gente lea esto, y los que lean esto van a ser vecinos y conciudadanos. ¿A vos te parece que a algún ruso se le puede ocurrir leer esto y a partir de ahí hacer una revolución en Rusia que dure 80 años? Imposible…
Engels: Eso no me interesa, me preocupa que nos exilien de Alemania, algo me dice que la cosa se va a poner bastante interesante acá en 100 años.
Marx: No te preocupes que no nos va a pasar nada, a lo sumo si alguno se enoja nos regañará o nos hará chas chas en la cola.

……………………………(pasaron 6 meses)…………………………………………

Engels: Marx, yo estaba seguro, ¿Viste como nos exiliaron? Estamos en Inglaterra… ¡¡Inglaterra¡¡ Vos estás en contra de los capitalistas, y acá son todos empresarios. Acá los borregos nacen con 4 o 5 fábricas cada uno…claro menos vos Marx que cuando naciste en vez de tener fábricas tenías una barba canosa y suculenta. Tu madre Henrietta cuando te paría no gritaba de dolor, se reía de las cosquillas que le daba tu barba.
Marx: Bueno Engels, nadie es profeta en su tierra.
Engels: Así que por ahí venía la cosa, ¿A cual de los profetas te querés parecer? ¿A Abraham, a Moisés?
Marx: Pero me importa poco que nos exilien, yo seguiré luchando por el proletariado del mundo, te digo más, ahora mismo me voy con Juan Castillo a ver un partido de Rampla Juniors.

PD: Nada diferente se podía esperar de un estudiante de economía de la universidad de la república.
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Más tarde si me dan las bolas pongo algunas apreciaciones sobre la primer basura que acabas de leer.

viernes

Libertad de Mierda

De todos los derechos, el más sobrevalorado es el de la "libertad de prensa". Hacen más kilombo los periodistas cuando (segun ellos) no se respeta la libertad de prensa que los yankees cuando alguien grita "Soy Bomba" en un aeropuerto. A mi personalmente me tienen tan podrido que sacrificaria sin pensarlo mi tan mensionado "derecho a saber" por un control mucho mayor a la sacra prensa uruguaya.
Siempre basados en el articulo 19 de la delcaración de los derechos humanos (esta), la cofradia de periodistas a el servivio de "la gente que nececita estar informada"(especificamente los de los informativos y ZUR) aparte de no informar a nadie, comentar estupideces de manera religiosa al terminar cada "noticia" uno tiene también que bancarse que se victimizen todos los dias de la semana, por como "les pisotean sus derechos". Su unico merito es que estando en un pais de propención a la critica al que tiene plata/exito y la crencia de que el que esta en la tele tiene plata/exito, en lograr de ser criticados insultados etc. logran que mucha gente les tenga lastima.

Lo que me termino de calentar fueron las dos cosas que lei hace poco, un extracto de alguien que afirma que de la libertad de prensa parten el resto de las libertades, afirmación la cual, no logra explicar satisfactoriamente la libertad más alla del humano y más alla en el tiempo que la prensa. La segunda, fue que "la libertad de prensa es la más ignorada". Ademas de pensar que no es asi, voy a mencionar algunos derechos presentes en la declaración que estan mucho más ignorados.

A el primero es tan idiota que le podriamos llamar el trivial, "(los seres humanos)...deben comportarse fraternalmente los unos con los otros."

" Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley."
Esto seria posible si le agregaramos algun multiplicador que dependa de cuanta plata tenga la persona y cuanta influencia y que tipo de conocidos (y algo más) para poder llegar a la "igualdad ante la ley".

De todos los periodistas despreciables, los más despreciables son sin duda los paparazzi (cabeza a cabeza con los periodistas deportivos), el siguiente articulo se lo meten en el culo todos los periodistes que cuando les tocan su derechito parece que se acaba el mundo, "Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.", igual es bastante disfrutable cuando le rompen las camaras o les pegan a esos tipos, asique por mi que sigan estando.

En realidad este post es una mierda, pero estaba caliente.

miércoles

Canelones, de Hernán Casciari.

Prologo, por mi.
El otro dia me recomendaron que lea el blog "Orsai", no lo hice, solo lei un articulo titulado "Canelones".
Cuando vi el titulo pense que el titulo referia al departamento de un amigo de este blog, Tabare Hackenbruch, me resurgio el nacionalismo de adentro y empece a leerlo. Al terminar el primer parrafo ya me habia dado cuenta del error, aunque ahora tenia más ganas de leerlo que hace un parrafo atras.
El asunto es que esto vale la pena leerlo, no comento nada sobre "Canelones", porque no quiero condicionar a los que lo lean y ademas porque en este momento estoy bastante cansado, solo les dejo el texto el cual roza la perfección (por lo menos si esta se mide por cuanto me gusta a mi lo que se evalua) salvo en la oración final.



Canelones

I.

A las bromas telefónicas las llamábamos ‘cachadas’ y eran tan antiguas como el teléfono. Había una gran variedad de métodos, pero casi todos tenían como objeto molestar a un interlocutor desprevenido; sacarlo de las casillas, desubicarlo. Con el Chiri nos convertimos en expertos cuando promediábamos el secundario. Éramos magos al teléfono. Pero entonces ocurrió una desventura que nos obligó a abandonar el profesionalismo. Una historia que aún hoy nos recuerda que llevamos la maldad dentro del cuerpo.

Empezamos, como todo el mundo, siendo niños. Cuando los teléfonos eran negros, a disco y del Estado. Las primeras cachadas infantiles siempre tienen como víctima a personas que se apellidan Gallo (nadie sabe por qué, pero es así). En la guía telefónica de Mercedes había nueve y los llamábamos a todos, uno por uno.

—Hola, ¿con lo de Gallo?

—Sí —decían del otro lado.

—¿Está Remigio?

—Acá no vive ningún Remigio.

—Disculpe, entonces me equivoqué de gallinero —y cortábamos, muertos de la risa.

Existían docenas de estas bromas básicas, y siempre nos las copiábamos de hermanos mayores o primos que ya se dedicaban a otras más elaboradas. Como se comprende, las primeras incursiones en el oficio buscaban sólo la propia risa: una carcajada limpia que no causaba grandes molestias a la víctima.

Ah, ojalá nos hubiésemos quedado en ese punto muerto de la infancia, donde no existen la maldad y la culpa. Pero no: debíamos avanzar, y avanzamos.

En los pueblos chicos siempre circulan rumores, informaciones y datos sobre la existencia de vecinos propicios a las cachadas. Vecinos a los que llamábamos ‘chinches’. Se trataba de una clase de señor mayor que, ante una broma telefónica, desataba toda la fuerza de su ira y era incapaz de colgar el teléfono. Alrededor de los diez o doce años, nos llegó una información de primera mano: había que llamar al señor Toledo y decir la palabra clave.

—Hola, ¿hablo con lo de Toledo?

—Sí.

—¿Está “cornetita”?

Ésa era la contraseña para que el señor Toledo, que tenía la voz aguda y estridente, comenzara a insultarnos con frases llenas de palabras groseras, resoplidos desopilantes y desenfrenados neologismos. Nos poníamos el Chiri y yo en el mismo auricular e imaginábamos a Toledo en su casa, en calzoncillos, con los cachetes de color borravino y sacando humo por las orejas. Cuando, a los diez minutos, su diatriba perdía la fuerza y sus pulmones el aire, sólo era necesario decir “pero no se enoje, cornetita” para que todo comenzara otra vez. Era el desiderátum.

Pero el niño crece, y con él madura también la ambición, la estructura dramática y —aún dormida— gana forma la maldad. Con el Chiri no tardamos en aburrirnos de invisibles Gallos y Toledos, que sólo eran voces incorpóreas detrás de un cable, y nos pasamos al nivel de las cachadas en tres dimensiones, que tenían como víctimas a sujetos presenciales.

A las siete de la tarde, el pelado de enfrente comenzaba a cerrar su negocio para volver a casa, sin haber vendido nada en cinco horas de aburrimiento. Nosotros podíamos verlo, resignado, desde la ventana del comedor. Cuando el pelado bajaba la persiana pesadísima del local, justo antes de poner el candado, lo llamábamos por teléfono. El pobre hombre, que no quería perder una venta, se desesperaba y abría otra vez la persiana, corría hasta el fondo del negocio y, al quinto o sexto timbre, decía jadeante:

—Alfombras Pontoni, buenas tardes.

Colgábamos.

Al rato lo veíamos otra vez, humillado y vencido, cerrar la persiana gigante; le costaba el doble. Su vida era una mierda, se le notaba en los ojos y en la curvatura de la espalda. Entonces el pelado escuchaba otra vez el teléfono dentro del local. “Si el que ha llamado antes llama ahora, quiere una alfombra con urgencia”, pensaba el comerciante, y otra vez le bombeaba el corazón, y otra vez levantaba la persiana, otra vez corría hasta el fondo, y otra vez decía ‘alfombras Pontoni, buenas tardes’, con un hilo de voz.

Colgábamos. Colgábamos siempre.

Un día repetimos el truco tantas veces, pero tantas, que al enésimo llamado falso el pelado no tuvo más remedio que decir ‘alfombras Pontoni, buenas noches’.

Hubiéramos seguido así hasta el final de los tiempos, pero un año después nos dimos las narices contra el futuro. Al primer llamado, el pelado Pontoni sacó del bolsillo un mamotreto con antena y dijo “hola”. Se había comprado un inalámbrico.

La llegada de la tecnología, antes que amilanarnos, propició nuevos métodos de trabajo. Cuando en casa tuvimos el segundo teléfono (uno con cable, otro no) con el Chiri inventamos la telefonocomedia, que era una forma de cachada a dos voces con receptor pasivo. Consistía en llamar a cualquier número y hacer creer a la víctima que estaba interrumpiendo una charla privada.

VICTIMA: —¿Hola?

CHIRI (voz de mujer): —...claro, pero eso es lo que te gusta.

VICTIMA: —¿Diga?

HERNAN (voz masculina): —Lo que me gusta es chuparte el culo.

CHIRI: —Mmmm, no me digas así que me se ponen las tetas duras.

VICTIMA: —¿Quién es?

HERNAN: —Yo lo que tengo dura es la poronga, (etcétera).

El objetivo de este reto dramático era lograr que el interlocutor dejara de decir “hola” y se concentrara en nuestra charla obscena, como si se sintiera escondido debajo de una cama de hotel. Cuanto mejores eran nuestras tramas, más tardaba la víctima en aburrise y colgar. Fue, supongo, un gran ejercicio literario que nos serviría —en el futuro— para mantener a los lectores atrapados en la ficción de un relato. Una tarde, después de diez minutos de telefonocomedia, una de nuestras víctimas comenzó a jadear, y nos dio asco.

Con dieciséis años, o diecisiete, ya podíamos considerarnos profesionales del radioteatro. Habíamos ganado en pericia escénica, en impronta y, sobre todo, en naturalidad de reflejos. El Chiri y yo faltábamos a las clases vespertinas de gimnasia y nos encerrábamos en casa con dos o tres teléfonos, un grabadorcito Sanyo y algunos elementos para generar sonidos de lluvia, de tráfico, de incendio, de ventisca. También teníamos a mano claras de huevo, por si era necesario cambiar los matices de la voz.

No nos hacía falta hablar entre nosotros: nos comunicábamos con gestos y miradas, como locutores de radio detrás del vidrio. Hacíamos magia. Éramos capaces de mandar a un desconocido a la Municipalidad a buscar un impuesto inexistente, seducir a la secretaria de un médico hasta enamorarla, hacer sonar la sirena de los bomberos en el momento que se nos ocurriera y convencer al kiosquero de la 19 y 30 que estaba saliendo en directo para una radio de Luján.

Nos creíamos dioses, y quizás por eso tocamos fondo en el cenit de nuestra gloria.

II.

Promediaba el año ochenta y ocho. Lo recuerdo porque ya usábamos relojes digitales para cronometrar nuestras hazañas. Era de noche y mis padres no estaban en casa. Hacía horas que, con el Chiri, jugábamos un juego apasionante: hacer durar a la víctima en el teléfono a cualquier precio. Cuando te convertís en un profesional de la cachada volvés a lo básico, a lo simple. El mecanismo del juego era llamar a cualquier número y sacar una conversación de la nada. El reloj corría desde el “hola” y hasta el “clic” de cierre.

Esa noche Chiri llevaba una performance ideal: había logrado una conversación de 17m 12s con una señora, diciéndole que hablaba desde la tintorería. Tuvieron una charla graciosísima sobre el planchado en seco y acabaron cantando “Nostalgias” a dúo. Chiri la paseó por donde quiso, con guiños magistrales y toques de genialidad. Era imposible que yo pudiera superar esa maniobra.

Tiré los dados. Me salió el 24612. Marqué el número. Chiri tenía el cronómetro en la mano y me miraba cancherito. Cuando la voz de una vieja dijo “hola” comenzó a correr el segundero.

Yo había desarrollado una técnica, una marca de la casa, que sólo usaba en momentos clave. Era un sistema muy arriesgado que consistía en poner una voz masculina estándar, atónica, pausada, y provocar que la víctima adivinase mi identidad. Aquella noche, en la que sería la última cachada de mi vida, utilicé este método.

—¿Quién habla? —preguntó la vieja después de mi “hola”.

—Lo que faltaba —dije— ¿Ya ni de mi voz te acordás?

Eso era un peón cuatro rey. La apertura clásica. Generaba del otro lado sensación de familiaridad. Siempre hay un sobrino que ha crecido y le ha cambiado la voz, o un ahijado; siempre.

—No sé —dijo la vieja—. ¿Con quién quiere hablar?

—¡Con vos, boludona!

Jugada arriesgadísima. Yo estaba sacando la reina al medio del tablero. Muy poca gente del entorno de una vieja le dice “boludona”. Pero si quería superar el tiempo de Chiri, tenía que actuar como un kamikaze. Funcionó:

—¿Daniel! —dijo ella, en ese tono intermedio entre la interrogación y la exclamación. El tono se llama “deseo”.

La entonación del nombre propio me dio un millón de pistas. Daniel no era un sobrino, ni un ahijado, porque el grito de la vieja había sido estremecedor. No podía ser más que un hijo. Posiblemente, único. Y ese mismo dato me llevaba a otra cosa: el hijo vivía lejos y no era muy dado a llamar a su madre. Me tiré de cabeza:

—¡Claro, mamá! ¿Quién va a ser?

—¡Dani, Danielito! —sollozó la vieja, mientras Chiri, en silencio, se sacaba de la cabeza un imaginario sombrero, rendido ante mi jugada.

Ahora, el tiempo corría de mi parte. Me fui a caminar con el inalámbrico, para que Chiri no intentara hacerme reír con gestos. Él se quedó escuchando desde el fijo. En cinco minutos supe que Daniel vivía en el sur (“¿y hace frío ahí?”, preguntó la vieja en pleno septiembre) y también que la relación entre ellos no había sido, en los últimos años, muy afectuosa.

—Papá hubiera querido que estuvieses en su entierro.

—No es fácil, mamá. Hay heridas abiertas, la vida no es tan simple.

Supe que Daniel tenía una esposa, la Negra, y dos hijos. El más chico, Carlitos, no conocía a su abuela. Supe también que la ciudad en la que vivía Daniel era Comodoro Rivadavia, y que trabajaba en una fábrica de televisores. A los doce minutos de charla, cuando ya todo estaba encaminado para superar el récord del Chiri, la vieja empezó a sospechar algo, comenzó a hacer preguntas ambiguas, y debí improvisar.

—¿Pero cómo es que te escucho tan cerquita, nene? —quiso saber ella, y entonces no tuve opciones.

—Mamá —dije, sorprendido por mi crueldad—. Estoy acá, en la Terminal.

Del otro lado escuché un silencio, y después un llanto contenido. Me di vuelta buscando los ojos de Chiri, que me miraba pálido. No sonreía. Yo sentí, por dentro, la pulsión de la maldad. La sentí por primera vez en la vida. Estaba en el estómago, en el pito y en el cerebro al mismo tiempo, como una santísima trinidad diabólica. Con un gesto, le pregunté a Chiri qué tiempo llevaba. 16 minutos.

—No llores, viejita —dije.

—¿Habías venido ya otras veces a Mercedes? —me preguntó con la voz rota— A veces sueño que venís, de noche, y que no pasás por casa...

—No. No, no... Es la primera vez que vengo, te lo juro. Pero no quería aparecer así, de golpe. Por eso te llamé.

—¡Hijo! —gritó ella, desgarrada— ¡Colgá y apurate, vení, vení!

Casi 17 minutos, hacía falta algo más. Cuando supe lo que iba a decir, mi puño izquierdo se cerró. Ahora creo que la maldad ya me había invadido. Creo que no era yo el que hablaba. Eso que no sabemos qué es, eso que nos hace humanos y horribles, ahora estaba enquistado en mí y yo era su marioneta.

—Tengo que hacer un par de cositas antes, y después voy a casa —dije—. Escucháme, mamá. ¿Me hacés canelones? Estoy muerto de hambre.

—Claro, Dani.

—Siempre extraño tus canelones.

—Apurate, yo ahora te hago.

—Un beso.

—Chau, nene. Estoy toda temblando, apuráte.

Y la mujer colgó.

Lo miré a Chiri, que tenía la vista en el suelo. No me miraba, supongo que no podía verme a la cara. Ni siquiera se acordó de parar el cronómetro, así que tampoco supimos quién ganó. Estuvimos un rato largo en los sillones, sin decirnos nada. Media hora más tarde entendimos que en alguna parte de Mercedes había una casa, que en esa casa había una mesa, y que en esa mesa ya humeaba un plato caliente.

Nuestra adolescencia, supimos entonces, duraría hasta que se enfriaran los canelones de Daniel.